La vajilla, de igual modo, debe ser formal, y siempre elegante. Se debe incluir una taza con plato, un pequeño plato para alimentos dulces, un plato pequeño para alimentos salados, una cuchara, un cuchillo untador y de corte, y siempre una buena servilleta de tela, que combine o sea en juego con el mantel.
Si estamos en estación de invierno, necesitaremos una tetera, una azucarera, y una jarra de leche (o de crema, o ambas) en juego.
Los alimentos dispuestos deben incluir scones dulces o salados, productos de pastelería fina, masitas, bombones dulces, tostaditas pequeñas, sándwiches de diversos sabores y mezclas, en pan banco y pan negro.
Cuando los invitados ya hayan llegado y tomado su asiento, calentamos el agua hasta su temperatura ideal, de acuerdo a la cantidad de tazas a servir. Luego llenamos la tetera, y ponemos las hebras u hojas del té de elección, y dejamos reposar de cinco a siete minutos.
Para servir el té, la anfitriona hará los honores. Servirá el té en las tazas (ayudándose con un colador pequeño), y preguntará al invitado si desea azúcar y cuánta, tomando los turrones de azúcar con pinzas o las cucharadas correspondientes. El invitado, en cambio, será el encargado de poner la leche o la crema deseadas en su propia taza.
Se puede disponer de rodajas de limón pequeñas en la mesa, para aquellos invitados que deseen incorporarlas a sus tasas.
Fotografías: MarthaStewart.com